domingo, 11 de agosto de 2013

"November Rain"

Mueve mucho su cabellera, no la entiendo. No sé cómo lo hace, pero lee libros de quinientas páginas en tres días. Su mirada tiene el café necesario para desvelarme todas las noches cantándole hasta que se duerma, mientras que sus labios siguen siendo el desayuno perfecto. Me encanta cuando solo lleva puesta mi remera vieja de Nirvana y su labial rojo, comienza a coquetearme y no puedo resistirme. La tengo impregnada en la piel, en las ojeras, en el cabello, en la mirada, en la ropa, en el desvelo y en el amanecer. Ella es un completo misterio.

Lo único que quiero es tomarla de la mano y aventurar en la ciudad: caminar esos rincones inhóspitos hasta arrancar la historia calada en el cemento.

No deseo hacer cosas comunes con ella, a una mujer así hay que sorprenderla, invitarla a vagar en lo más olvidado de su mente. Anhelo mostrarle mi mundo. Tal vez la lleve a París, a Londres o a Praga y le haga el amor, salvajemente contra la pared de la habitación de algún hotel, al ritmo de November Rain para que su sonrisa no solo quede atrapada en las sábanas de mi cama.


"Cause nothing lasts forever
And we both know hearts can change
And it's hard to hold a candle
In the cold November rain
We've been through this such a long, long time
Just trying to kill the pain
But lovers always come and lovers always go
And no one's really sure who's letting go today
Walking away"


Cada mañana, mientras abro la persiana, recuerdo cuando tropezamos sonrisas en aquella calle transitada de Ámsterdam. Supuse que no la volvería a ver ya que de tantos habitantes la posibilidad era muy remota, pero el destino se encargó de encontrarnos nuevamente. Esta vez ella se acercó a pedirme un yesquero, encendió su cigarrillo y al son de la banda presente en tarima, en el festival de música y arte Woodstock en Polonia, tarareó la canción y se presentó:

-Un placer, Emma.

Ese ha sido el único momento en el cual sentí que el tiempo se detuvo, y pude comprender que las casualidades no existen.