miércoles, 26 de octubre de 2016

Servicio público: se busca una cura

“O muere la Revolución o muere Venezuela” se escucha en el fondo - una puñalada directo al corazón-. Venezuela está agonizando y la Revolución es la bacteria que la carcome, la envenena. Una bacteria que tiene 18 años infectando - o tal vez un poco más - y, por los vientos que soplan, aún no hay medicina que la elimine.

¿Pero de quién es la culpa?, se preguntan muchos. Quizá sea un atrevimiento nombrar culpables, pero probablemente la falla es de los mismos ciudadanos, de aquellos que sin darse cuenta o con cierta inocencia se dejaron contagiar: no se vacunaron ni desinfectaron así fuese con alcohol. 

La epidemia pica y se extiende sin mirar a quien: niños, ancianos, adultos, jóvenes y hasta no nacidos. Produce muertes por inanición, desnutrición, insalubridad, escasez de insumos médicos, inseguridad, entre otros. Además, es una endemia: no hay rincón del país que no esté enfermo - y cuidado se convierte en una pandemia -.

Lo que más preocupa es que pareciera que los glóbulos blancos se acostumbraron rápido a esta invasión en el organismo. ¿Y si este es el virus zombi del que tanto habla la ciencia ficción? Todavía no lo sabemos. Los médicos buscan desesperados una cura, algo que salve a Venezuela. Entretanto, nosotros nos asfixiamos. 

Para estos días venideros solo hay dos opciones: o todos nos ponemos la bata y buscamos una cura, o dejamos que Venezuela muera y más atrás nosotros con ella. 

Posdata: mientras lees estas líneas el sacerdote comienza la extremaunción. 

¿Cómo le dices a alguien a quien quieres que se está muriendo?